Lo crean o no, había decidido ser un guitarrista profesional antes de ni siquiera haber tenido una guitarra entre mis manos. Después de algunos ruegos, mis padres que no entendían mi verdadera vocación me alquilaron una guitarra barata , y empecé a practicar. Me concentré en aprender a tocar con un entusiasmo gozoso aunque obstinado que no se ha desvanecido todavía.
Ver la entrada original 416 palabras más
Deja una respuesta