Gracias a una técnica impecable y a un carisma a prueba de bomba, Charlie Parker no tardó en convertirse en el indiscutible renovador del jazz. Sus solos se convirtieron en sermones que se escuchaban con arrobo. Amediados de la década de 1940, había aparecido la alternativa a Benny Goodman y Glenn Miller.
Su capacidad de fraseo con el saxo alto, de un gran virtuosismo y fluidez, así como de un toque marcadamente bluesy y una intuición armónica clara y a la vez compleja, le granjearon la admiración de colegas, críticos y aficionados. Aquel muchacho que había dado sus primeros pasos en la orquesta de JAy McShann en 1937 se plantó dos años después en Nueva York. Apenas había cumplido los diecinueve y estaba decidido a tocar con Art Tatum. A mediados de 1940 conoció a Gillespie, con quein comenzó a colaborar. Ambos trabajaron a las órdenes de Earl Hines, cuya banda dejaron por la de Billy Eckstine. No fue hasta 1944 cuando se dejaron caer por la calle 52,donde sentaron las bases del bop con himnos de la categoría de <Groovin High>, <hot house> y <Shaw nuff>.
Siguiendo la estela de las grabaciones que Bird y Diz realizaron en mayo de 1945 para el pequeño sello Guild, otros músicos se incorporaron al nuevo estilo, como los trompetistas Howard McGhee y Fats Navarro, capaces todos ellos de tocar a una velocidad impensable hasta aqeul momento. En 1950, el bebop había llegado a su fin. Un nuevo estilo comenzaba a apuntar. La evolución había llevado a sus intérpretes a desarrollar lo que más tarde se conocería como hard bop y cool jazz.
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