
Sentado en un piano Steinway en la oscuridad casi total, el pianista chasquea sus ojos entre las teclas y una pantalla de cine. Por encima de su hombro derecho, casi la totalidad del Auditorio está lleno. Estos espectadores entusiastas han escapado de sus rutinas por la proyección de la serie de películas de “Silent Clowns” . El pianista se pone en marcha en una esquina del escenario, a fin de no distraer la atención de la audacia y payasadas desafortunadas de los protagonistas. Sus dedos vuelan y aletean improvisando para dar a los chanchullos cinemáticos una dimensión extra.
Ese mismo efecto ya probado años atrás se busco en el cine sonoro. Con el tiempo perfeccionado, dio una nueva dimensión al cine, al igual que el cine dio nuevos horizontes a la música.
Desde la música de Ciudadano Kane (1941), los violines aulladores de Psicosis (1960) y el lastimoso saxofón de…
Ver la entrada original 173 palabras más
Deja una respuesta