«Cualquiera de aquellos pianistas podía mantener el ritmo con la mano izquierda mientras daban cuenta de una copa o un bocadillo con la derecha».
Su estilo, caracterizado por una gran rapidez y una estructura rítmica repetitiva basada en series de ocho notas que ejecutaba la mano izquierda a modo de bajo continuo, cautivó de inmediato a un público deseoso de bailar de la manera más alocada que pudiese imaginar.
Pese a que el boogie-woogie se extendió por EE.UU. a finales de los años treinta, sus orígenes son más antiguos. Jelly Roll Morton y W.C. Handy comentaron en alguna ocasión que lo habían escuchado en localidades sureñas hacia 1910. Diez años después, un buen número de pianistas lo difundió por salones, bares, fiestas y salas de baile de todo el país, donde el público se abandonaba a su ritmo desenfrenado.

Uno de los pioneros de esta manera tan estridente de tocar el piano fue Jimmy Yancey. Nacido en chicago en 1894, formó parte de varias compañías de vaudeville como cantante y bailarín de claqué hasta que en 1915, se decidió por el piano, Aunque su primera grabación data de 1939, su discípulo más famoso, Meade Lewis, ya dio muestras de las posibilidades del nuevo estilo con su disco <Honky Tonk train blues>, aparecido en 1927, una obra maestra de una intricada estructura rítmica y en la que Lewis hace gala de una notable técnica, Ese mismo año, Pine Top Smith atrajo la atención del público con su simpático <Pine Top’s Boogie-Woogie>, en el que se le oye dar instrucciones a los bailarines mientras aporrea las teclas con los breaks típicos del ragtime primitivo.
La gran oportunidad
En 1938 el boogie-woogie llegó al gran público gracias a la perspicacia de John Hammond, un empresario dedicado a la promoción del jazz que se dio cuenta de sus posiblidades comerciales, Contrató a Lewis y otros pianistas como Albert Ammons y Pete Johnson para su espectáculo From Spirituals from swing, estrenado el 23 de diciembre de 1938 en el Carnigie Hall de Nueva York. La gala no sólo llevó el nuevo estilo al estrellato, sino que convenció a Alfred Lion, un inmigrante de origen alemán, de la necesidad de crear un sello dedicado al jazz. Lo llamó Blue Note.

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